El Norte de España es tierra de mitos y leyendas, un pasaje del terror lleno de supersticiones y habladurías, de creencias en las fuerzas de la naturaleza y en la brujería.
También es el hogar del lobisome, de meigas, de la Santa Compaña y de otros muchos seres mitológicos como la Anjana, los Núberos, o el Ojáncaro.
Lugar de desapariciones y apariciones, de presencias de otros tiempos, de pueblos fantasmas, de extrañas epidemias y de fenómenos paranormales. ¿Te atreves a descubrirlos en esta ruta terrorífica en coche?
De Asturias a Zaragoza por carretera. ¡Tres días de miedo asegurados!
Del pueblo fantasma de Megollo y de sus terribles sucesos en 1854, a Belchite visitando Isla Pedrosa, Ochate y Zurragamundi entre otros lugares mágicos y encantados. Hay que prestar atención a cada detalle para percibir señales del más allá.
Se escucharán ruidos y crujidos, se verán puertas que se abren y se cierran o luces que se apagan y encienden y, quizá, después de la próxima curva se aparezca una chica en la carretera.
El pasaje del terror del Norte de España
Uno de los mejores lugares para comenzar la ruta es en Asturias, donde puedes recoger tu coche de alquiler en Asturias Aeropuerto. Desde allí, para ir abriendo boca e ir entrando en contacto con el mundo paranormal, lo mejor es dirigirse a Quirós para visitar la aldea fantasma de Mengollo.
Sólo las ruinas de tres casas parecen indicar la presencia otro tiempo de un pueblo en el lugar. Abril de 1854, tras un duro invierno de nieve, todos los vecinos del lugar aparecieron muertos.
Ahora, rodeado de maleza, el misterio sobre la muerte de sus vecinos sigue reinando.
De Mengollo a Blimea
Es el próximo tramo de este pasaje del terror, se tiene que tener en cuenta que uno de los tramos de la AS-17 es uno en los que más denuncias se han interpuesto por la presencia de una extraña mujer desorientada detrás de una señal, etérea, morena, de pelo largo e inexpresiva.
Si se aparece… ¡No pares! La historia del Castillo de Blimea es una historia de amor y muerte. Del amor de un padre por su hija y de una hija por su amante que acabó en tragedia el mismo día de su boda.
Aún muchos recuerdan la gran vida que llenaba sus paredes. Hoy sólo quedan las ruinas, pero la leyenda completa se puede escuchar tras sus muros.
Viajando por Cantabria hacia la Isla de Pedrosa, en la Bahía de Santander, y disfrutando del paisaje nadie puede evitar pensar en que tras esos pastos verdes y aquellas altas montañas se escondan toda clase de seres mitológicos para vigilar la tierra: la Anjara, los Caballucos del diablo, el Cuélebre, los Enanucos bigaristas, los Núberos, o el Ojáncaro.
Para descansar tras las visitas nada mejor que un palacio con fantasmas. En el Parador de Limpias tienen tres: Margarita, sobrina de Manuel de Eguilior, su hijo y un sirviente.
Frente a la localidad de Pontejos se alza Isla Pedrosa, también conocida como Isla de la Astilla. Abandonado en la actualidad, fue un lazareto donde se abandonaba en el s.XIX, sin apenas atención médica, a leprosos.
Además, alojaba a enfermos terminales con enfermedades tropicales procedentes de Cuba. Llegó a tener 600 camas. En sus pabellones aún resuena la angustia de sus pacientes.
Una de las paradas más escalofriante de este pasaje del terror real.
De Ochate
Si con todas historias, leyendas y mitos aún no se te han puesto los pelos de punta… ¡espera a llegar a Ochate! Pueblo maldito y puerta de conexión con otros mundos, laboratorio de lo paranormal.
Tres epidemias lo asolaron: 1860 de viruela, 1864 de tifus y 1870 de cólera, que acabaron con todos sus habitantes. Lo curioso es que ninguno de los pueblos de alrededor sufrió estas enfermedades.
De Ochate también se dice que es lugar de aparición de OVNIs, de luces en la puerta secreta, de ruidos, de desapariciones misteriosas, de sombras y de voces que gritan: “¡Pandora!”, “¡Kampo!” (¡Fuera!).
Por aquí hay que conducir muy atento. Son carreteras de apariciones como en el Alto de Itziar (Deba, Guipúzcoa) o entre Sesma y Allo (Navarra). En la primera un expediente X en toda regla.
El caso de una autoestopista que se esfuma del coche. Era el año 1980. El segundo más reciente, de 1998, el caso del perro negro que al cruzarse en la carretera frena en seco al vehículo que circula por ella.
Brujas en Navarra
La presencia de brujas en Navarra está tan arraigada en su historia y tradición que cuenta con cuatro rutas turísticas dedicadas al tema. Por el camino habrá mucha magia, inquisidores, hogueras, pócimas, akelarres y ungüentos.
La que lleva hasta las Cuevas de Zurragamundi también pasa por las localidades de Urdazubi/Urdax, Baztan, Bertizarana y Cinco Villas. Todas con su historia y sus propias brujas.
Zugarramurdi es mundialmente conocida no sólo por la película de Alex de la Iglesia, sino también por producirse allí una de las mayores cazas de brujas de la historia que acabaron en la hoguera en 1610.
La cueva de Sorginen Leizea o el prado de Berroscoberro fue testigo de misas celebradas por el propio diablo y hoy en el lugar se encuentra el Museo de las brujas: una puerta abierta a la fantasía.
Antes de llegar a Belchite, localidad en la que se vivió uno de los episodios más sangrientos de la Guerra Civil, es casi obligatorio hacer una parada y pasar una noche al rojo vivo en la habitación 510 del Hotel Meliá Zaragoza (antiguo Hotel Corona de Aragón). ¡Las sensaciones serán increíbles!
A tan sólo 48 kilómetros de Zaragoza se encuentra el punto final de la ruta y uno de los más visitados. Belchite es, por derecho propio junto con Ochate, uno de los lugares más misteriosos de España y no sólo por la batalla que se vivió con más de 6.000 bajas.
También fue campo de concentración y escenario de otras contiendas en 1809 contra Napoleón y en el año 1838 durante la Guerra Carlista. No es de extrañar, por tanto, que muchos allí aseguren haber escuchado aviones antiguos, cañonazos, campanadas, tiros y hasta voces en las cercanías de la Iglesia de San Martín.
¿Qué te ha parecido este pasaje del terror por los escenarios más terroríficos por el Norte de España?
¿Incluirías algún otro destino? ¿Te atreves a realizarlo en coche? Ya sabes que detrás de la próxima curva puede haber una autoestopista esperando.
