Como últimamente está un poco mal visto ir al extranjero a abrir cuentas bancarias, si en estas fechas vas a Andorra es, probablemente, porque vas a disfrutar de la nieve y del esquí, de la naturaleza y del deporte. Si es así seguro que ya sabes todo lo que Grandvalira te puede ofrecer en sus 6 sectores (Canillo, Encamp, El Tarter, Grau Roig, Pas de la Casa y Soldeu): 210 kilómetros esquiables, 118 pistas, 66 remontes y sus 1.027 cañones que mantienen la nieve siempre en óptimas condiciones pero ¿sabrías que más hacer cuando te quites los esquís?
Viajar a Andorra es disfrutar del agua en todos sus estados, sentir la naturaleza más cerca que nunca, apuntar a las nubes para llegar al green, romper el hielo para sumergirse en aguas congeladas, subir al cielo para bajar a la tierra, comprar sin mirar el precio, lanzarte al vacío para admirar el paisaje, deslizarte por un tobogán que va hacia arriba, abrir nuevos caminos para alcanzar rincones encantadores y quedar encantado con su gastronomía, descubrir el agarre de hielo y el empuje del viento del Norte. Sí, todo esto y mucho más cabe en uno de los países más pequeños de Europa.
1. Relajarse en las mágicas aguas de Caldea:
Sin duda, la segunda mayor atracción turística del país tan sólo por detrás de Grandvalira y tras un día completo en las pistas es la mejor opción para relajarse. Sus aguas termales, ricas en azufre, sodio y minerales, brotan a 70 º a una laguna exterior de 640 metros cuadrados que siempre se mantiene a 32º. Toda una experiencia un baño exterior contemplando las cumbres nevadas. En Caldea puedes evaporar los problemas, o por lo menos congelarlos, aunque sea por un momento, sentir el agua en todos sus estados, y viajar hacia un mundo de sensaciones. Cuando se acabe el tratamiento se estará preparado para ver Andorra con otros ojos.
2. Echar unos hoyos entre las nubes de Grandvalira Golf Soldeu:
Quién diga que el golf es un deporte tranquilo y aburrido es que no lo ha practicado en Andorra. Si ya es toda una aventura tan sólo llegar al Tee de salida, hay que coger un telecabina de 8 plazas, hacer un par 33 en los 9 hoyos que tiene a 2.250 metros de altitud, entre acantilados y cumbres nevadas, es toda una descarga de adrenalina. Y es que jugar en el campo de golf más alto de Europa, tiene una gran ventaja para aficionados y amateurs, la bola tiene una menor resistencia al aire y así los golpes largos son más sencillos. Un inconveniente: sólo abre en verano (de julio a septiembre), siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitan.
3. Karting sobre hielo. Palau de Gel (Canillo):
Aunque nunca se han celebrado unos Juegos Olímpicos de Invierno en Andorra, y eso que condiciones no le faltan, el País de los Pirineos cuenta con una pista de hielo que bien podría albergar este tipo de competiciones. Allí, además de poder practicar patinaje, hockey, o curling, hay una sorpresa para todos los amantes del motor. Un circuito de karts sobre hielo. En esta superficie, a pesar de no haber chicanes ni pianos, la sensación de velocidad se acentúa, los derrapes se alargan y tomar una curva sin tocar los conos que delimitan la trazada casi una Misión Imposible. ¡Carreras de 10 minutos que no querrás acabar nunca!
4. Submarinismo en las aguas congeladas de sus lagos:
Seguramente muchos pensarán que si lo que se quiere hacer son inmersiones Andorra no es ni de lejos el destino más adecuado pero nada más lejos de la realidad. Es la referencia mundial del submarinismo de altura. En sus aguas no se verán peces exóticos ni corales de colores pero sumergirse en los lagos de paisajes increíbles como los de Tristaina o La Canaleta, a más de 2.000 metros de altitud, puede ser toda una experiencia, y más si para zambullirse en sus congeladas aguas hay que romper antes una gruesa capa de hielo. ¡Una aventura increíble!
5. Ir de compras y no morir en el intento
¿Quién crea que ir de compras no es un deporte es que no lo ha hecho en Andorra? ¡El país entero parece un Centro Comercial! Incluso, una de las principales arterias de la capital es conocida como Las Vegas de los Pirineos por la intensidad que alcanzan las luces de neón de sus comercios al caer la noche. 1.600 grandes almacenes en una ciudad de menos de 25.000 habitantes, ¿por dónde empezar? Lo más lógico sería comenzar por las tiendas de equipamiento deportivo que para outlets, moda y perfumes ya habrá tiempo después. Se recomienda moderación.
6. Tobotronc en Naturlandia:
Más emociones fuertes y descarga de adrenalina se puede encontrar en Tobotronc, la atracción más popular de Naturlandia, el parque temático de Andorra, y la verdad que no es para menos. El que presume de ser el tobogán más largo del mundo con más de 5 kilómetros de recorrido, en realidad, no es un tobogán pero tampoco una montaña rusa. Así que a la estructura de railes por la que se deslizan trineos la han llamado Alpine Coaster. 8 minutos de recorrido, 3,6km de bajada continua y 1,6km de ascenso a través de remonte son más que suficientes para llegar hasta el último rincón del bosque de La Rabassa. ¿Te atreves?
7. Y para terminar… ¡sobrevolar en globo los Pirineos y surcar en un mismo viaje el cielo de tres países!
Un espectáculo para la vista de 3 horas de duración sobre las cumbres nevadas de los Pirineos. Acompañando siempre al viento del Norte y a una altitud entre 2.000 y 4.000 metros la perspectiva cambia, y mucho, los paisajes se funden, el blanco de la nieve se ve salpicado de manchas verdes, la sensación de soledad en los montes se acentúa, y los 468 kilómetros cuadrados del Principado se abarcan con la mirada. Este tipo de travesías sólo se hacen en invierno (diciembre a marzo).
Pero aún hay mucho más esperando en Andorra: iglesias románicas, pueblos encantadores, valles profundos, vías ferratas, rutas que combinan un pasado industrial del hierro con las vanguardias artísticas y la naturaleza, ríos salvajes, tranquilos cafés y mil rincones por descubrir. ¿En tu próximo viaje en coche al País de los Pirineos a qué actividad te apuntas?
Fotografías | Caldea | Jordi Ferrer | Palau de Gel | Ballooning | Jorge Correa | Golf Soldeu