La costa cantábrica es sin duda uno de los lugares más bonitos de España, llena de paisajes verdes de montañas o colinas que acaban en el mar, de playas en las que el agua no está demasiado cálida (pero en las que hace mucha ilusión bañarse) y pueblos con encanto de esos dignos de postal. Pequeños pueblos bonitos del cantábrico pesqueros, casitas que se amontonan una sobre otra, desde el puerto (o muelle) hasta la colina, lugares en los que parece que no pasa el tiempo. Lejos del estrés, de la multitud.
¿Tienes ganas de hacer un viaje por toda la costa del norte de España? Lo más recomendable y práctico es hacerlo en coche, recorriendo tortuosas carreteras secundarias y tomándote todo el tiempo del mundo para parar a admirar vistas y pasear por pueblos llenos de cuestas. No obstante, si no dispones de mucho tiempo, quizá te interese saber cuáles son las paradas imprescindibles. ¡Para eso estamos! Estos son los pueblos más bonitos de la costa cantábrica (en orden, para animarte a hacer la ruta):
Los mejores pueblos de la costa cantábrica
1. Hondarribia (Guipúzcoa)
En la frontera con Francia, Hondarribia ve todos los días cómo el río Bidasoa se convierte en mar. Es un pueblo cantábrico situado a solo 20 kilómetros de San Sebastián. Su casco histórico es una de las joyas del País Vasco y ha sido declarado Conjunto Monumental. Hermosas casas señoriales y palacios con balcones de hierro forjado nos dan una idea del pasado glorioso del pueblo, su Castillo de Carlos V (finales de la Edad Media)… y por supuesto la parte que da al agua, el barrio de la Marina, donde vivían los pescadores, lleno de casitas tradicionales con balcones llenos de flores.
2. Bermeo (Vizcaya)
Este pueblecito de pescadores es de los más bonitos, fue fundado en el siglo XIII y fue durante más de un siglo (de 1476 a 1602) la villa que ostentaba el título de Cabeza de Vizcaya. Esa combinación de pueblo de pescadores y pasado señorial se ve todavía si paseas por sus callejuelas: los restos de la muralla (el Portal de San Juan sigue en pie), las iglesias de Santa Eufemia y Santa María (ambas Monumentos Histórico-Artísticos), la Torre Ercilla que se alza sobre un alcantilado, … y por supuesto los barquitos que descansan en el agua, esperando su próxima incursión pesquera.
3. San Vicente de la Barquera (Cantabria)
Lo más especial de San Vicente de la Barquera es el hecho de ser capaz de ser un pueblo de Cantabria costero y montañés, todo a la vez, sin que a nadie le parezca raro. La iglesia de Santa María de los Ángeles es uno de los mejores ejemplos de gótico montañés, pero tiene mucho más: el puente de la Maza, el Santuario de la Barquera, el Castillo del Rey… todo con los Picos de Europa de fondo y metido en pleno Parque Natural de Oyambre.
4. Llanes (Asturias)
Con un casco antiguo declarado conjunto Histórico-Artístico, Llanes es medieval y marinero, perfecto si buscas playitas escondidas o lanzarte a la naturaleza a hacer alguna ruta de senderismo con bonitas vistas. Pasea por el casco histórico, baja al puerto a ver las casitas de los pescadores y sus barquitas en el agua tranquila, asómate a sus acantilados, y por supuesto bebe sidra y disfruta de este pueblo tan encantador.
5. Lastres (Asturias)
Otro pueblo marinero que cuenta con la peculiaridad de haber sido el último puerto dedicado a la pesca de la ballena en Asturias. Callejuelas solo aptas para gente a la que no le importe subir cuestas, casas blasonadas que se mezclan con las de estilo marinero, laberintos que llevan sin que lo sepas a miradores sobre el mar… Aquí el mejor consejo es olvidar el mapa y dejarse llevar, sin miedo a perderse. Al final está siempre el truco básico de orientación en pueblos de este tipo: cuesta abajo te encontrarás con el agua.
6. Cudillero (Asturias)
Cudillero compite con Lastres por el puesto de pueblo más bonito de la parte de la costa cantábrica de Asturias (siempre según mi propia humilde opinión). Situado en un lugar idílico (una especie de anfiteatro natural), las casitas de colores Cudillero se amontonan una sobre otra, trepando hasta lo más alto de la colina, desde donde puedes mirar hacia abajo y suspirar de alegría. La visión desde el puerto hacia arriba es también bella, llena de colores y naturaleza, de un pueblo que parece diseñado para protagonizar postales.
7. Ribadeo (Galicia)
Acabamos la ruta ya en Galicia, pero sin perder Asturias de vista. Solo el río Eo separa a Ribadeo de la comunidad vecina, y las vistas nunca decepcionan. En Ribadeo toca, como siempre, pasear. Las casas de Indianos (emigrantes retornados, pero los que volvían con dinero) llaman bastante la atención, y la Torre de los Moreno, de 1905, con toques modernistas y neoclásicos, es de los puntos más especiales del pueblo. El faro de la Isla Pancha es también muy pintoresco. Por supuesto, si estás ahí no te puedes ir sin hacer una escapada a la Playa de las Catedrales.
¿Te apetece hacer el viaje hacia la costa cantábrica?
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Foto de portada: Mario Sánchez Prada