En general, las escaleras suben para luego bajar o bajan para después subir. Pero hay escaleras que van más allá y transportan a otros mundos, a otras épocas, que desafían a la propia naturaleza o que en sí mismas son un estado de ánimo. Hay escaleras rectas y curvas, interiores y exteriores, civiles y religiosas, artísticas o funcionales, e incluso industriales. Tantas como se pueden imaginar, y todas son únicas y diferentes. ¿Sabes cuales son las escaleras más fotografiadas de España?
Sin embargo, cuando se habla de las más espectaculares del mundo las listas siempre nos llevan a rincones remotos de países aún más lejanos. Las más cercanas están en Dresde (montañas de Elbe Sandstone) y en el bosque negro de Wurzburg (Alemania). Luego ya hay que ir a Ecuador para subir los peldaños del diablo, a Perú para recorrer el camino del Inca o subir a Wayna Pichu, viajar hasta la escalera Haiku en Hawai, o marearse en las de caracol de las montañas de Taihang (China). En España también tenemos algunos ejemplares dignos de aparecer en los rankings.
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Ermita de San Juan de Gaztelugatxe (Bermeo – Bilbao):
Por derecho propio, la escalera del Via Crucis, siempre aparece junto a las más populares del planeta, y no es para menos. Monasterio, fortaleza y ahora ermita, tiene 235 escalones que serpentean por la abrupta costa de Bermeo en el País Vasco haciendo curvas imposibles y salvando desniveles de auténtico vértigo. Al final del camino, la ermita. Probablemente uno de los lugares más fotografiados de Euskadi.
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Escalera Helicoidal del Museo del Pueblo Gallego
Antiguo Convento de Santo Domingo de Bonaval (Santiago de Compostela): ¡Triple escalera de caracol o helicoidal construida entre 1685 y 1715! De un espacio único salen tres rampas independientes. Cada una de lleva a un piso diferente y, por tanto, sólo una a lo más alto. Es obra de la audacia y el ingenio de Domingo de Andrade y sólo por verla ya merece la pena la entrada al museo.
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Escalera dorada de la Catedral de Burgos (Burgos):
Tan impresionante que se dice que sirvió de inspiración para construir la de la Ópera de París. Tan sólo 19 escalones en una estructura monumental de influencia renacentista sirvieron a Diego de Siloé para salvar el desnivel del interior del templo hasta la Puerta de la Coronería. El propio Napoleón fue el último en bajarla y hoy en día sólo se utiliza en los servicios del Jueves y Viernes Santo.
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La Pedrera, Casa Batlló y Parque Güell (Barcelona):
En la obra de Gaudí todo cuenta algo, hasta el más mismo detalle ha sido pensado y proyectado, desde los cimientos a las azoteas y para subir hasta ellas son necesarias escaleras. Variadas, pero casi siempre basadas en elementos de la naturaleza. En Casa Batlló recuerda a la columna vertebral de algún animal. Para muchos es la cola del dragón que decora la fachada. Dragones que vuelven a aparecer en las del Parque Güell aunque en realidad son Salamandras.
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Escalera del Refectorio del Monasterio de Santa María de Huerta (Arcos de Jalón. Soria):
Probablemente no sean ni las más llamativas ni las más vistosas pero su sencillez las hace muy especiales y más si se tiene en cuenta que fueron construidas en el año 1215. Escaleras arqueadas que llevan a un púlpito empotrado en el muro para que, tal y como indica Regla de San Benito, uno de los monjes lea durante las comidas. Allí, echadle un vistazo también a la espectacular bóveda del refectorio.
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Escalera de la Chimenea de la Fábrica de ladrillos Almirall (Terrassa, Barcelona):
También hay escaleras industriales que forman parte de nuestro paisaje y para muchos pasan desapercibidas. A la chimenea Almirall, construida en 1956, de más de 63 metros de altura se puede subir a través de una escalera de caracol exterior de 217 escalones (Récord Guinness) que da la vuelta a todo su contorno. ¡Unas vistas espectaculares!
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Escalera monumental del Cuartel General de la Armada. Museo Naval (Madrid):
Aquí hasta hace poco se escondía una de las joyas arquitectónicas de la capital que ahora se puede visitar todos los fines de semana y festivos del año. Sólo mármol de Carrara de color gris y beige emplearon los arquitectos José de Espelius y Francisco Javier de Luque en 1928 para la construcción de esta escalera monumental. Durante la visita nadie puede evitar mirar hacia arriba para contemplar la vidriera que la remata.
Bonus: Y faltan muchas más. Escaleras únicas como la del Mirador del Mediterráneo en el Castillo de Benidorm y sus infinitas vistas sobre el mar, las de la Plaza de España de Sevilla que te transportan a otras galaxias muy lejanas, las que suben a la Torre de Hércules en La Coruña, o las que te llevan aún más alto de la Cima de San Jeroni. ¿Cuál echas de menos en esta lista?