¿En qué piensas cuando alguien te habla de Ibiza? Si nunca has visitado la isla (o si lo has hecho y esta ha sido tu experiencia) posiblemente lleguen a tu cabeza imágenes de grandes discotecas llenas de gente de fiesta, de playas llenas de gente, de estar rodeado de turistas que hablan otros idiomas. Hay parte de verdad en esto, por supuesto, pero muchas veces esta fama hace que pasemos por alto el resto de la isla y los muchos lugares paradisíacos que encontramos en ella.
Si tienes pensado visitar la isla este verano o todavía no tienes pensado adónde ir, quédate con nosotros. Ibiza es mucho más que su capital y sus rincones más turísticos. Puedes encontrar lugares tranquilos, cosas que nunca habías imaginado ver en persona y, por supuesto, muchas calitas escondidas en las que puedes imaginar que eres el único ser humano en varios kilómetros a la redonda. ¿Cómo descubrir estos rincones? Alquilando un coche y lanzándote a explorar la isla. Estas son algunas de las cosas que verás:
1. Santa Gertrudis de Fruitera
Situado en el centro de la isla, Santa Gertrudis es un típico pueblo mediterráneo de interior lleno de casas blancas. El gran atractivo turístico es su iglesia encalada, construida en el siglo XVIII, pero lo que cuenta, como siempre al viajar, es la experiencia. Santa Gertrudis es el lugar al que debes ir para relajarte y escapar de la ciudad, callejear entre tiendas de artesanía, bares, restaurantes y terrazas, y sentir que el reloj se ha parado. Imprescindible tomarte un bocadillo de jamón en la plaza de la iglesia.
2. Cova de Can Marçà
La encontrarás si atraviesas la isla dirección norte desde Ibiza hasta llegar de nuevo al mar. Se encuentra en uno de los acantilados del Port de Sant Miquel de Balansat, a unos 14 metros de altura. La cueva, con 100.000 años de antigüedad, puede ser visitando realizando un recorrido de unos 40 minutos: verás estalactitas, estalagmitas, cascadas, lagos… desde el mirador de la entrada tendrás también unas magníficas vistas sobre el puerto, S’Illa des Bosc, SIlla Murada y la Torre de Balansat.
3. Cala d’en Serra
Una de esas calas escondidas que ves en fotos para ilustrar qué es un lugar idílico, la cala d’en Serra cumple con todos los requisitos: agua cristalina, rodeada de naturaleza, de acceso complicado y poco conocida. La arena es gruesa y hay bastantes rocas, además de fauna como erizos de mar que siguen viviendo felices en la zona. Por tener, tiene hasta un chiringuito en el que puedes comprar bebida fresca, helados, un bocadillo o hasta una hamburguesa. Al norte de la isla.
4. Atlantis (Cala d’Hort)
Atlantis, Cala d’Hort de forma oficial, es una de esas calas especiales de las que no te querrás marchar nunca. ¿Qué tiene de singular? Lo primero que llama la atención son sus formaciones rocosas, moldeadas con el paso del tiempo no por la erosión, sino por la mano humana, que durante mucho tiempo utilizó la zona como cantera. Desde los años 60, además, es uno de los centros neurálgicos de los hippies, que han ido llenando la zona de pequeños altares y esculturas. ¡Un lugar mágico!
5. Sant Carles de Peralta
Como en el caso de Santa Gertrudis, San Carlos tiene como centro una iglesia encalada del siglo XVIII, de 1785 en concreto. Es otro de los lugares perfectos para momentos en los que te apetece escapar del mundanal ruido: callejea con calma, inspecciona sus tiendas, tómate algo en un bar… Y, sobre todo, recuerda: no hay prisa.
Foto de portada: fnogues