Sin la magia de sus edificios, Barcelona no sería la misma: las formas coloristas, la inspiración de la naturaleza y hasta un universo casi onírico de uno de los arquitectos más ilustres de la historia de España marcan el trazado urbano (y turístico) de la Ciudad Condal. La huella artística de Antonio Gaudí, genio universal, aparece a lo largo de un recorrido emocionante por hasta 14 obras donde las curvas, las construcciones orgánicas, las cerámicas coloreadas y vibrantes recrean una experiencia visual fundamental para comprender el renacer que atravesó la ciudad a finales del XIX.
Revolución de Gaudí
Un momento de auge y florecimiento donde la nueva burguesía enriquecida fue la gran mecenas del modernismo, del que Gaudí fue uno de los protagonistas, aunque superó estas tendencias para crear su propio y reconocido lenguaje.
Un revolucionario que no se conformó con poner patas arriba la arquitectura: Gaudí diseñó muebles, elementos decorativos con vidrio y cerámica y empleó el hierro forjado, desde sus primeros encargos modestos hasta los edificios que la UNESCO declaró Patrimonio Mundial.
Los pasos de Gaudí siempre nos van a llevar hasta su obra clave, curiosamente inacabada, rodeada de historias, leyendas y turistas con cámara en mano: la Sagrada Familia, una biblia arquitectónica preciosista que se ha convertido en símbolo de Barcelona y posiblemente, la construcción más conocida internacionalmente de los que concibió Gaudí.
Su proceso de construcción continúa (no le hace falta estar acabada para ser Patrimonio de la Humanidad) y es parte del misticismo de este templo de la geometría, en la que Gaudí trabajó hasta su muerte, cuyo diseño ha terminado convirtiendo la Basílica en una obra maestra e icono del modernismo catalán.
Sólo pudo finalizar la capilla de San José, la cripta y la portada del Nacimiento, pero los equipos de arquitectos que han ido completando su legado han respetado la profusión de elementos decorativos en colores llamativos y formas geométricas imposibles.
Antes de levantar la vista y dejarnos seducir por sus impresionante estructura, visible desde cualquier punto de Barcelona, se puede seguir el rastro desde sus obras más emblemáticas hasta las más sorprendentes y desconocidas.
Los misterios desvelados
Podemos arrancar contemplando uno de los primeros trabajos de Gaudí: cuando tan solo contaba 27 años de edad, diseñó, por encargo del Ayuntamiento, dos farolas de seis brazos que se conservan en la Plaza Real, en el casco antiguo. Justo al otro lado de las Ramblas, se alza el Palacio Güell, una de las primeras obras importantes del arquitecto y encargo del Conde Güell, su principal mecenas y con la concepción personalísima de Gaudí: está construido sobre unos sótanos con columnas en forma de hongo y de tronco piramidal y sus chimeneas escultóricas constituyen un auténtico museo al aire libre.
Tras las Ramblas y la Plaza Catalunya, se puede enfilar el Paseo de Gracia, donde se encuentran las casas más vistosas de Gaudí: por un lado, en la esquina con la calle Provenza, la Casa Milà, uno de los edificios de la época modernista más conocidos en todo el mundo y una de las obras de mayor importancia del genio catalán.
Conocida popularmente como «La Pedrera» por su aspecto exterior, parecido al de una cantera a cielo abierto, con formas ondulantes que recuerdan las olas del mar, está considerada toda una rara avis dentro del modernismo, por la piedra caliza blanca de su fachada, sus innovadoras chimeneas o el diseño curvado de los espacios y viviendas interiores.
¡Todo un espectáculo visual! Más abajo, y también declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, se encuentra la Casa Batlló, metáfora de la leyenda de Sant Jordi y en cuya fachada Gaudí dio rienda suelta a su imaginación.
El paseo modernista continúa al norte del barrio de Gracia, donde descubriremos el Parque Güell, los jardines más visitados de la ciudad y pieza indispensable para entender el juego entre arquitectura y naturaleza tan característico de Gaudí.
Fue concebido como una ciudad residencial, inspirada en las ciudades jardín inglesas, aunque finalmente no se construyeron las casas y se quedó en parque público.
A poca distancia del Parque Güell, se encuentra la Casa Vicens, uno de los primeros encargos que consiguió el joven Gaudí y desde allí, podremos ver la Torre Bellesguard.
A poco más de un kilómetro, en la calle Ganduxer está uno de los trabajos más desconocidos de Gaudí, el Colegio de las Teresianas. Un recorrido que podemos completar siguiendo la huella del arquitecto en las afueras de Barcelona con la Cooperativa Obrera Mataronense, una de sus primeras obras y que encontraremos en Mataró, las Bodegas Güell, situadas en Garraf o la Cripta de la Colonia Güell, construida entre 1908 y 1915 en Santa Coloma de Cervelló.
¿Te animas a visitar Barcelona?