Si Rodas tiene algo que agradecerle a la televisión es haber conseguido recrear, a su manera, lo que debió suponer en la Antigüedad la obra de Cares de Lindos. ¿Cómo? Para los que aún no se hayan dado cuenta el parecido entre el Titán que protege la entrada del puerto de la ciudad libre de Braavos en Juego de Tronos es absolutamente increíble. Una escultura de proporciones gigantescas que bajo sus piernas permite el paso de los barcos y es que los conocimientos de historia de R.R. Martin no acaban aquí, ¿podría el Faro de Antigua inspirarse en el de Alejandría o las Pirámides de Meeren en los Jardines Colgantes de Babilonia? Sea como sea, en Rodas hubo un Coloso de piedra y bronce de más de 37 metros de altura pero que sólo consiguió mantenerse en pie durante 56 años, hasta que en el 227 a.C. fue derribado por un terremoto. En el mismo lugar donde estuvo emplazado hoy se encuentra una de las columnas de piedra rematadas por dos ciervos de bronce que se instalaron para recordarlo. Pero las maravillas de Rodas no han hecho más que comenzar, ¿quieres conocerlas?
Maravillas en historia de Rodas
En el Mandraki, como es conocido el puerto antiguo, sin haber puesto un pie aún en la ciudad, ya se pueden distinguir a la perfección tanto el Kollakio o Barrio de los Caballeros como La Hora o Barrio Turco. No hay que olvidar que a lo largo de la Historia par aquí ha pasado la Civilización Minóica, la Grecia Clásica, Roma, Bizancio, los Francos y los Otomanos, y todos han dejado recuerdos imborrables. Punto de encuentro entre las rutas de oriente y occidente, entre el Mar Mediterráneo y el Mar Egeo; de camino a Egipto y a Tierra Santa, en la Edad Media con los Cruzados vivió una de sus épocas de máximo esplendor y se puede ver por todos los rincones de la ciudad. ¡Uno de los mayores conjuntos medievales de Europa!
Desde las murallas y las puertas de Santa Catalina y Damboise a las de San Juan o San Antonio todo parece como anclado en otro tiempo en el que los Caballeros, precisamente de la Orden de San Juan, mandaban a ese lado del Mare Nostrum. Pasear por la calle de los Caballeros, sentarse en sus ambientadas tabernas, admirar los blasones y escudos de los muros de piedra son sólo el principio de todo lo que hay que visitar: Hospital de los Caballeros, Museo Arqueológico, Palacio del Gran Maestre, Plaza de Ippocratus, Catedral Panagia tou Bourgou, Capilla de Agios Fanourios,… y mucho más hasta llegar a la Mezquita de Solimán el Magnífico que fue quien expulsó a los Caballeros de la Orden de San Juan de la isla de Rodas.
Por cierto, ¿sabes ya a quién representaba la escultura del Coloso? A Helios, dios del sol, y así es como se conoce también a Rodas, la isla del sol. Sus más de 300 días despejados al año la convierten en uno de los lugares más cálidos y con mejor tiempo de todo el Mediterráneo. Con tanto calor seguro que ya apetece un baño para refrescarse. Las playas de Rodas son simplemente espectaculares para perderse en las aguas de fondos cristalinos y colores turquesas, azules y verdes. Todas tranquilas y poco masificadas, salvo en agosto, y preparadas para disfrutar de un día perfecto de sol. Algunas de las mejores pueden ser la Playa de Afandou, la de Fourni, la de Ialyssos, la de Kallithea, la de Prassonisi o la de Vlycha, aunque hay muchas más. ¡Vaya nombres! Lo mejor es no pensárselo dos veces y extender la toalla en la que más apetezca. Si hay una de obligada visita es la llamada playa de Anthony Quinn que, en realidad, tiene el nombre de Ladikó y en ella se rodaron varias de las secuencias de Los cañones de Navarone. Pero esta no fue la única vez que el actor americano visitó la isla de Rodas…
La Acrópolis de Atenea Lindia
En Lindos bailó Syrtaki como Zorba el griego, otra de sus más célebres películas por el que fue nominado en 1964 como mejor actor a los Oscar, aunque su fama ya le venía de mucho antes. Homero ya escribió que fue construida por los Dorios y desde allí se cree que partieron las 9 embarcaciones con las que Rodas participó en la Guerra de Troya en el s. XII a.C. Por las estrechas y empinadas calles de casas perfectamente encaladas en blanco sólo se puede pasear a pie o en burro y todas parecen subir hacia lo alto del peñón sobre el que se asienta la Acrópolis de la ciudad medieval. Para alcanzarla y disfrutar de las vistas a más de 116 metros de altitud sobre el nivel del mar hay que estar en forma. Unas largas escaleras de piedras conducirán de nuevo hasta la Edad Media pero la vista de las playas, las vistas y el mar Mediterráneo es espectacular. Además, el esfuerzo tiene un premio aún más antiguo que los caballeros que poblaron la isla: la Acrópolis de Atenea Lindia, del s. IV a.C.
Pero en Rodas no todo es sol, playa y lecciones de Historia, ¿será por la gastronomía y el buen tiempo por lo que miles de mariposas van a pasar los últimos días de su ciclo vital a un pequeño rincón de la isla? Un espectáculo de la naturaleza difícil de ver en otro lugar en el mundo y que sólo se produce durante unos pocos días entre los meses de junio y septiembre, cuando una variedad de polilla atraída por el aroma de la resina recubre, sin dejar ni un solo espacio libre, todo el paisaje. Un manto multicolor que se extiende desde las rocas hasta lo más alto de los árboles. No es el único habitante ya que en este mismo lugar reside la Jersey Tiger, otra especie de mariposa, nocturna, de un increíble color verde azulado y que apenas se deja ver. El Valle de las Mariposas es su lugar de peregrinación al que vuelven año tras año para disfrutar de un espacio fresco y sombrío, de exuberante vegetación, de pequeños senderos, rincones bucólicos, alegres saltos de agua y puentes de madera encantadores. Lo mejor de todo es que está a sólo 24 kilómetros de Rodas. ¡Ni se te ocurra perdértelo!
El agua y la naturaleza son tan importantes en la isla que otros puntos de obligada visita son Epta Piges (las siete fuentes) y las Termas de Kallithea a cuyas aguas se atribuyen propiedades curativas desde la Antigüedad y donde la arquitectura que la acompaña sorprende por sus hermosas terrazas y amplios patios. Pero aún hay más, lo mejor de Rodas es que todavía se puede disfrutar de rincones con encanto y pueblos encantadores como Koskinou, Kritinia o Apolakkia y de un patrimonio histórico espectacular que puede aparecer cuando menos te lo esperas en los Monasterios Panagia Tsambika o de Filerimos y en el Castillo de Monolithos. ¿Vas a tener tiempo para verlo todo?